Este es el precioso gato de una amiga de Aldabra, yo todavía no lo conozco, la verdad, pero cuando Aldabra me enseñó las fotos le dije: Es un gato precioso.
Le pregunté cómo se llamaba y me dijo que no tenía un nombre fijo, que le llamaban: Michiño, Bichomalo…
¡Pobrecillo! Me dio penita que no tenga un nombre chulo.
Yo le llamaría… le llamaría… Gato, a secas, como el gato de la película “Desayuno con diamantes”.